PIEL SENSIBLE

La piel sensible es incómoda y, a menudo, es difícil vivir con ella. Esta reacciona de forma exagerada a la mayoría de las tensiones normales: se nota tirante, hormiguea o se vuelve roja. Esta condición de la piel es cada vez más común entre las mujeres y requiere cuidado diario para limitar las reacciones.

Reconocer la piel sensible

La piel sensible reacciona de forma exagerada a algunos factores que por lo general son bien tolerados: calor, frío, agua dura, comida picante, cosméticos o emociones fuertes. La piel se vuelve incómoda: se nota tirante, hormiguea o se vuelve desagradablemente caliente. También pueden aparecer signos visibles, como enrojecimiento o descamación leve. Cuando no está irritada, la piel parece normal sin características particulares.

Aunque la piel fina y blanca es la más afectada, todos los tipos de piel pueden ser sensibles: normal, grasa, seca o mixta. La sensibilidad de la piel se manifiesta principalmente en el rostro y algunas veces en el cuello, y rara vez se propaga a otras partes del cuerpo. 

Algunas personas tienen la piel sensible por naturaleza y esta lo sigue siendo a lo largo de la vida. Sin embargo, este tipo de piel tiende a reaccionar menos con la edad, especialmente después de la menopausia en las mujeres. En otras personas, la piel  únicamente atraviesa períodos de sensibilidad, en invierno, por ejemplo: el frío más el aire seco de la calefacción en casa pueden causar reacciones que, naturalmente, se desvanecen a medida que vuelve el clima cálido.

Comprender la piel sensible

Debido a que es frágil e irritable, la piel sensible requiere un cuidado especial diario. Una combinación de cuidados adecuados y buenos hábitos pueden limitar las reacciones de la piel

– Aprende a identificar los factores que desencadenan las reacciones cutáneas y evítalos en lo posible.

– Nunca te laves con jabón, ya que es demasiado abrasivo. Evita exfoliantes y peelings, ya que son demasiado ásperos para la piel delicada.

– Usa solo productos para el cuidado de la piel y maquillaje formulados específicamente para piel sensible, es decir, productos que son hipoalergénicos y no contienen fragancias o conservadores.

– Durante el día, hidrata la piel con una crema para piel sensible que contenga protección UV. Por la noche, nútrela con una fórmula más rica.

– Antes de usar un producto cosmético nuevo, pruébalo en un área oculta: detrás de la oreja o en el cuello, por ejemplo.

– Siempre que sea posible, evita lavarte el rostro con agua del grifo, que suele ser muy dura. Usa un atomizador de agua de manantial en su lugar. Después, seca la piel cuidadosamente con palmaditas con un pañuelo de papel.

Si tu piel aún reacciona a pesar de estas precauciones, consulta a un especialista de la piel.