COMPRENDER LAS PIELES PROPENSAS A LAS ROJECES

COMPRENDER LAS PIELES PROPENSAS A LAS ROJECES

Las rojeces del rostro suelen descuidarse, especialmente si son temporales y poco molestas. Sin embargo, es importante tratarlas en cuanto se observen los primeros signos.

LAS PIELES PROPENSAS A LAS ROJECES

Las rojeces del rostro, muy frecuentes en las personas de piel clara, suelen descuidarse, especialmente si son temporales y poco molestas. Sin embargo, es importante tratarlas en cuanto se observen los primeros signos para evitar que se cronifiquen.

Las personas de piel clara, fina y sensible, suelen ser propensas a las rojeces en la piel. Es probable que haya un componente genético: aproximadamente un tercio de las personas con rojeces en la piel tienen antecedentes familiares. Suelen afectar a la cara (especialmente a las nariz y los pómulos), el cuello y el escote.

Al principio son temporales y poco molestas, pero pueden llegar a hacerse permanentes, y su naturaleza antiestética hace que sea difícil vivir con ellas. Por eso, es fundamental utilizar productos adecuados y consultar a un dermatólogo en cuanto aparezcan los primeros síntomas.

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LAS ROJECES PASAJERAS

Las rojeces pasajeras, también denominadas «sofocos» o «crisis vasomotoras», están relacionadas con una hipersensiblidad de los vasos cutáneos, que se dilatan excesivamente bajo el efecto de distintos estímulos: calor, frío, cambios de temperatura, emociones fuertes, alcohol, consumo de alimentos picantes, actividad física intensa, etc. Suelen ir acompañadas de una sensación de calor o de hormigueo, producida por la dilatación de los vasos que provoca un aumento local de la temperatura.

Es habitual que aparezcan rojeces tras la aplicación de distintos productos cosméticos. En este caso, no es una alergia de contacto, sino un signo de hipersenbilidad de la piel.

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