Compuesta por numerosas bacterias protectoras, la flora vaginal es un ecosistema frágil que puede desequilibrarse fácilmente causando irritación, sensación de ardor o comezón. Y, sin embargo, adoptar hábitos diarios correctos suele ser suficiente para evitar estos problemas desagradables y mantener tu zona íntima saludable. ¡Sigue leyendo para averiguar qué hábitos adoptar... y cuáles detener!
Lavado de tu zona íntima
- • Lava tu zona íntima a diario, pero no en exceso: el lavado una vez al día es suficiente, pero puede que desees lavarla de nuevo si has hecho ejercicio, si el clima es muy cálido o si has tenido relaciones sexuales. Lavar varias veces al día no solo es innecesario, sino que incluso puede ser perjudicial: cuando se lava en exceso, el agua dura y los productos de limpieza alteran la película húmeda que protege las membranas mucosas y esto puede provocar irritaciones.
- • Usa un producto de limpieza suave con un pH fisiológico (alrededor de 5) diseñado específicamente para la limpieza diaria de la zona íntima. Nunca utilices un jabón estándar o gel de ducha ya que son demasiado abrasivos y no son adecuados para el pH de tu zona íntima y puediendo alterar su equilibrio.
- • Ten cuidado con qué producto de higiene íntima seleccionas: algunos están formulados para el uso diario, mientras que otros son para el tratamiento de irritaciones. Estos últimos son antisépticos o tienen un pH más alto y no deben utilizarse a menos que tengas un problema específico.
- • Aléjate de las duchas vaginales, ya sea con un producto de limpieza o solo con agua pues alteran la flora vaginal y aumentan el riesgo de infecciones. La limpieza debe ser superficial e incluir solo el área púbica, la vulva y el área perianal.
- • Nunca utilices paños cuando laves tu zona íntima, ya que cumplen las condiciones perfectas para el desarrollo de bacterias. Simplemente moja tus manos limpias y desnudas, y luego vierte una pequeña cantidad de gel de limpieza en el hueco de tu mano antes de lavarte.
- • Después del lavado, enjuaga y seca bien y cuidadosamente los pliegues de tu zona íntima para evitar cualquier maceración. Puedes utilizar una toalla limpia, un pañuelo de papel o incluso un secador de pelo a temperatura fría, pero nunca uses una toalla prestada de otra persona.
- • Evita tomar baños calientes largos, ya que estos resecan la piel y las membranas mucosas.
Buenos hábitos diarios
- • Evita la ropa excesivamente ajustada y la ropa interior de telas sintéticas, ya que estas pueden causar irritación.
- • Cambia tu ropa interior diariamente y opta por 100% algodón.
- • Lava tu ropa interior a 60 °C.
- • Durante el período, cambia tu protección sanitaria cada 4 a 6 horas y sé especialmente cuidadosa cuando laves tu zona íntima.
- • Después de las relaciones sexuales, orina para eliminar cualquier germen potencial que pueda causar una infección de las vías urinarias y lava tus manos.
- • Después de una evacuación intestinal limpia, siempre de adelante hacia atrás para evitar la propagación de gérmenes nocivos hacia la vagina.
- • Por la misma razón, no alternes entre la penetración anal y la penetración vaginal durante el coito.
- • Después de nadar en una piscina o en el mar, sécate bien y no uses tu traje de baño mojado durante mucho tiempo.
. - • No te sientes en baños públicos. Evita el contacto con el asiento del inodoro.
- • Por último, si experimentas irritación, flujo inusual u olores desagradables, a pesar de la higiene normal, consulta a tu ginecólogo.