¿Qué relación existe entre la caída del cabello y el estrés?

Sentir ansiedad o estrés ocasionalmente es algo normal en la vida. Pero, a diferencia de la ansiedad[i], que puede describirse como una predisposición mental concreta que tenemos frente a las situaciones y vicisitudes de la vida en general, el estrés[ii] sería la respuesta física o mental ante una causa externa./p>

Los problemas cotidianos más comunes, como pueden ser los de tipo laboral o familiar, de salud o de dinero, a veces pueden desembocar en estrés. Estos hechos estresantes ocasionales pueden producirse de manera puntual o breve, o bien pueden permanecer en el tiempo. Por desgracia, la pérdida de cabello en sí misma puede ser causa de estrés y, en algunos casos, llegar a desencadenar un círculo vicioso.

En cuanto a las conexiones entre el estrés psicoemocional y la pérdida de cabello, se pueden distinguir varios niveles de interacción:

• estrés agudo o crónico como inductor principal del efluvio telógeno,

• estrés agudo o crónico como exacerbante de un trastorno alopécico o cuya patogénesis primaria es de naturaleza endocrina, tóxica, metabólica o inmunológica (por ejemplo, alopecia androgénica, alopecia areata),

• estrés como efecto secundario de una pérdida de cabello anterior, que podría contribuir a perpetuar o agravar la pérdida de cabello e inducir un círculo vicioso que se retroalimenta.

Así pues, el estrés psicológico tiene un efecto real en la pérdida de cabello.
Al tratar de combatir el estrés, el cuerpo provoca la liberación de varias hormonas en el torrente sanguíneo (andrógenos), que inhiben el crecimiento del cabello[iii] Los andrógenos son el principal regulador de los folículos pilosos, ya que transforman los pequeños folículos, que producen pelos diminutos y prácticamente invisibles (el vello), en folículos intermedios y terminales más grandes, que son los responsables de los cabellos, más largos y pigmentados. Los andrógenos también pueden inhibir el crecimiento del cabello en el cuero cabelludo y provocar lo que se denomina alopecia androgénica. Los andrógenos actúan dentro del folículo para alterar las interacciones entre las células mesenquimales y epiteliales, modificando el tiempo de crecimiento del cabello, el tamaño de la papila dérmica y la actividad de las células papilares, los queratinocitos y los melanocitos[iv].

El ciclo de crecimiento del cabello

El ciclo de crecimiento del cabello tiene tres fases distintas: la fase anágena, la catágena y la telógena.

La fase anágena corresponde a la fase de crecimiento propiamente dicha. Tiene una duración que va de los 3 a los 7 años, en función del sexo y del individuo en cuestión. Durante esta fase, el cabello crece de manera constante, a razón de 1 cm al mes aproximadamente. La raíz del pelo aumenta de volumen y llena el folículo piloso. En la matriz, se producen nuevos queratinocitos que empujan a los viejos en la dirección del pelo. En ciertos momentos, alrededor del 85 % de los cabellos están en fase de crecimiento[v].

La fase catágena es una fase de transición. Tiene una duración de 3 o 4 semanas, durante las cuales los queratinocitos del bulbo se degeneran. Llegado este momento, el pelo deja de crecer y se desprende de la base del folículo. El bulbo piloso comienza a romperse y, como consecuencia, el folículo se acorta. Por término medio, el 1 % de los folículos se encuentran en la fase catágena.

La fase telógena es la fase de reposo y viene a durar 3 o 4 meses. Durante esta fase, el pelo no crece, pero permanece unido al folículo. Entonces, por el roce o, por ejemplo, al peinarse, el pelo acaba desprendiéndose de forma natural. En un momento dado, alrededor del 10 o 15 % de los cabellos están en esta fase. Al final de la fase telógena, el folículo piloso vuelve a entrar en la fase anágena. Se inicia un nuevo ciclo y comienza a formarse un nuevo cabello.

El número de ciclos es limitado y, en el caso de los seres humanos, ronda los 25 ciclos durante toda la vida.